Capítulo 2 La guía del Camino

Posibles recorridos

El tito en un puente del Camino

Cuando tengamos claro que queremos hacer el Camino de Santiago, con quién y cuándo lo habremos de hacer y obtengamos aunque sólo sea de palabra el consiguiente permiso familiar, habrá llegado el momento de retomar el asunto del recorrido, cuestión que no es baladí en cuanto está relacionada con los días que tengamos para el mismo y nuestra preparación previa. Se tratará de escoger principalmente el punto de partida en función del tiempo que le destinemos. La longitud exacta de las etapas, como ya iremos viendo, dependerá a veces de nuestro estado de forma y sensaciones en el propio Camino.
Convendrá echar un vistazo a los diferentes itinerarios posibles. Si el postulante peregrino se lo pudiese permitir nada más deseable pasado el inevitable escollo inicial que adquirir una hermosa Guía del Camino de Santiago, en la mejor edición posible, para tener las últimas actualizaciones. Si no podemos pedirla a algún amigo que haya hecho el Camino recientemente o, en caso negativo, recurrir a Internet, donde disponemos de todo el material necesario de consulta. La web que tiene el Eroski del Camino es la mejor y está bastante actualizada; sobre todo para consultar las etapas, albergues y lugares de interés. Con sólo escribir “Eroski Camino” en el buscador, aparecerá la página más completa y fiable que conocemos:
http://caminodesantiago.consumer.es/

La Guía, como todo libro tiene un poder magnético sobre nosotros, la podemos transportar a cualquier lado y nos da una información de todas las etapas y lugares interesantes. Pero esa web que os apunto es magnífica, especialmente para seleccionar los mejores albergues, porque además de proporcionarnos las características e imágenes del mismo, disponemos de las opiniones que han dado sobre ellos los peregrinos que han pasado por allí. Y, como la guía, nos proporciona un detallado análisis de cada itinerario, citando los puntos de mayor dificultad, qué ver y qué hacer en los lugares por los que pasemos. Ambos instrumentos nos ayudarán a tomar las mejores decisiones en nuestro viaje.
Ya comentamos nuestra predilección por el Camino Francés, especialmente si es la primera vez. El que pueda disponer de todo el mes para hacerlo que no dude en salir desde la frontera francesa, desde Saint Jean-Pied de Port, porque esa primera etapa hasta Roncesvalles dicen que es una maravilla, y, aunque son 31 etapas oficiales, siempre se puede recortar alguna alargando las más cortas. El afortunado que se lo pueda permitir tiene todos mis respetos; pero será todo UN RETO y tendrá que prepararse durante meses para llevarlo a cabo, si no lo pasará muy mal y posiblemente no lo consiga.
Pero nosotros disponemos de tan solo diez u once días. León, con su enorme catedral gótica, parecería un lugar perfecto para salir, antes de llegar a Galicia, pero son trece etapas, nos faltan días. Astorga podría ser la mejor alternativa, pero habría que acortar al menos dos etapas, pues son once desde allí a Santiago. Está a 260 km., con lo que habría que recorrer una media de casi 29 kms. Algo sólo al alcance de peregrinos muy bien entrenados. Como nosotros esperamos estarlo. Ese será nuestro objetivo inicial, siempre que nos respetase la salud, para ello seguimos un intenso plan de entrenamientos que veremos en el siguiente capítulo.
*(El día 14 de marzo me mandó Romerillo un email con las nueve etapas desde Ponferrada que él hizo en siete. Y al día siguiente me mandó las once saliendo desde Astorga, convertidas en nueve según su propio criterio).
La verdad es que mi rodilla no sé si aguantaría ocho o nueve días seguidos de 30 kms. pues cuando la he sometido a ejercicio continuado inevitablemente se me ha inflamado y he tenido que reposar unos días para volver a ejercitarla. Debo aclarar que en diciembre pasado sufrí una operación de menisco y aún estoy en plena recuperación.
Si no conseguimos llegar tan en forma, mejor plantearnos salir desde Ponferrada, que está a 190 kms., que son 24 kms. diarios haciendo ocho etapas, en vez de las 9 oficiales. Este sería un plan bastante prudente y accesible disponiendo de tan sólo 10 días.
*(Recientemente he tenido conocimiento de la publicación de una guía justo de ese trayecto; Desde Ponferrada a Compostela. Con el epílogo final a Finisterre y Muxía. Escrita por Antón Pombo, uno de los más acreditados conocedores del Camino).
Esta variante final del Camino consiste en continuar después de llegar a Santiago otras tres etapas hasta el mar -hasta Finisterre o hasta Muxía-, dos plazas de gran tradición jacobea. Son aproximadamente 90 kms. en total. Los más puristas consideran que el Camino no acaba en Compostela sino que hay que llegar más allá, hasta el fin del mundo antiguo y allí quemar nuestro anterior pasado (las botas, la camiseta…) como símbolo de que dejamos un mundo para empezar otro nuevo con renovadas fuerzas y esperanzas.
*(Esto me trae a la memoria la reciente película sobre el Camino de Santiago “The Way”, con Martin Sheen como protagonista y su hijo Emilio Estévez como coprotagonista y director del film. Recomendable por supuesto para antes o después de la peregrinación. Eso sí, para el que la vea después, como fue mi caso, incluir ese día un buen suministro de Kleenex).
Esta ampliación del Camino tiene algunos inconvenientes. El principal que tendríamos que salir desde una población más próxima a Santiago y nos perderíamos la magnífica etapa desde Villafranca a O Cebreiro, una de las etapas emblemáticas por la entrada a Galicia a través del puerto de Piedrafita y su gran subida hasta llegar a O Cebreiro.
También cabe incluso empezar desde Villafranca, para poder hacer esta magnífica etapa y luego coger un autobús desde Santiago a la segunda etapa del epílogo, Negreira, para hacer sólo las dos últimas jornadas hasta Finisterre.
*(Esta fue una de las ideas que se nos ocurrió durante nuestro recorrido, que ya narraremos en su momento).
Otro inconveniente de esta opción es que nos limita, entiendo yo, el tiempo de estancia en Santiago de Compostela, tendremos que estar más pendientes del horario de autobuses que de asistir a la misa del peregrino o de recorrer lo más interesante de la ciudad.
Pero tal vez, al salir de la catedral de Santiago de la misa del peregrino, se nos presente una especie de sensación de vacío después de acabado nuestro Camino. Me resulta sumamente atractivo pensar que aún podemos llegar más allá en el Camino, retomar los bártulos y continuar un poco más, deben ser saludables esas últimas etapas, enfrentadas con un nuevo espíritu. Y llegar por fin hasta los grandes acantilados atlánticos y quemar allí, como mandan los cánones, alguna de nuestras prendas, como símbolo de las cosas negativas que dejamos atrás y del nuevo camino que vamos a emprender ahora, en algún sentido, una vida mejor.
Como el definitivo “chimpún” final de un buen libro o de una buena película, que te deja un buen sabor de boca y además te invita a la reflexión.
Aunque supongo que cuando lleguemos hasta allí no tendremos muchas ganas de seguir adelante; o tenemos muy claro que queremos continuar más allá o se nos hará difícil no quedarnos ya en Santiago y dar por terminado el viaje.
Tal vez ese epílogo final lo deberíamos dejar para otro año. Porque la gente va muchas veces y cada vez hace un Camino distinto y encuentra siempre cosas nuevas. Aunque la experiencia y el viejo adagio nos dicen que “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, porque puede que no lo hagas nunca; pero no pasa nada.
También tengo experiencia de haber querido agotar hasta el límite las posibilidades de algunos viajes, dando como resultado un excesivo estrés por la presión de la responsabilidad de no dejarse nada importante sin hacer. Mea culpa.
Mi buen Romerillo para esto es más anárquico que yo. Él piensa que perdemos gran parte del espíritu aventurero del viaje teniendo en cuenta tantos detalles, que sería mejor simplemente llevar unas pocas cosas claras y tomar in situ las oportunas decisiones, dependiendo de nuestro estado físico, mental y de las circunstancias en cada momento del recorrido. Que el Camino ha de ser algo flexible, al que adaptarnos sobre la marcha. Tendremos que decidir desde donde salir, pero el final y el principio de las etapas nos lo irán imponiendo las circunstancias y nuestros propios deseos.
Próximo capítulo. Capítulo 3: El entrenamiento y la mochila

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